EL CONDÓN (Parte 1)
Tomado de la página “Letra S, Salud, Sexualidad y Sida”
El método más eficaz para protegerte
Los preservativos, cuando se utilizan de forma correcta y sistemática, constituyen uno de los principales métodos de protección contra la infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). En presencia del VIH, la coexistencia de ITS no tratadas en cualquiera de los miembros de la pareja puede facilitar considerablemente la transmisión del VIH en caso de coito no protegido (es decir, aquel en el que no se emplea un condón). Una ventaja adicional de los condones –y un motivo por el que muchos jóvenes los utilizan a menudo– es la protección anticonceptiva. Los condones son relativamente poco costosos y, en general, no tienen efectos secundarios.
El uso del condón como medio de protección contra el VIH/sida ha adquirido una enorme popularidad en muchas partes del mundo, pese a que en muchos países la aceptación de su uso resulta lenta y difícil, pues las sociedades tienen a menudo normas religiosas o culturales que desaprueban o prohíben explícitamente su uso, por no citar la existencia a veces de políticas pronatalistas destinadas a aumentar la población.
Fuente: Onusida
Historia Del Condón
La autoría del condón aún está en disputa. El vocablo se le atribuye al afamado, y posiblemente apócrifo, doctor Condom, quien lo fabricaría para el monarca inglés Carlos II. Sin embargo, el término pudiera derivarse de los vocablos latinos condus (recipiente) y condere (esconder, proteger). La imagen más antigua de lo más parecido a un preservativo aparece en algunos murales egipcios, cuyas figuras masculinas portan en sus miembros una especie de envoltura, aunque el propósito no es claro.
La referencia escrita más añeja se remite al siglo XVI. En su tratado sobre la sífilis De morbo gallico (1560), Gabriello Fallopio, anatomista italiano, recomienda utilizar una funda de fino lino bañada en una infusión de hierbas astringentes para evitar el contagio de la entonces incurable enfermedad.
Lo cierto es que los vestigios de condones fabricados con tejido animal se remontan al siglo XVII. Y ya para el XVIII, los grabados y dibujos de la época informan que la fabricación de condones de intestino de carnero era moneda corriente.
La vulcanización decimonónica del caucho y la posterior aparición de la goma de látex, vinieron a revolucionar los condones de tripa. Desde los años treinta de este siglo se fabrican con hule de látex los controvertidos artefactos, y desde entonces su presentación se ha diversificado en una explosión de colores, olores y sabores.
(Tomado de Letra S número 4, noviembre de 1996)
Sobre El Mito De La Ineficacia Del Condón
En 2002, el Population Action International elaboró un estudio sobre la resistencia y utilización adecuada de los preservativos, el cual arrojó una primera y contundente conclusión: "la mala calidad rara vez es causa del fallo de un preservativo". La función primordial del condón, que consiste en bloquear el contacto de cualquier flujo que contenga partículas del VIH con el organismo humano, está garantizada en casi cien por ciento, siempre que su utilización sea la correcta. Una educación integral sobre el uso del preservativo reduciría considerablemente los episodios de falla, deslizamiento o rotura del mismo. Esto lo saben los investigadores y los educadores sexuales, así como los grupos conservadores y la jerarquía eclesiástica, pero estos últimos siempre fingen ignorarlo y regularmente arremeten contra el condón, al que incluso han calificado de "instrumento del demonio".
Durante casi dos décadas se ha insistido, en los círculos científicos y en las campañas de prevención del VIH, sobre algunas cuestiones elementales, que al parecer será preciso repetir incansablemente: el índice de episodios de rotura del condón es bajísimo. En una muestra del programa de Tecnología Adecuada en Salud se señala que de 3,300 consumidores apenas uno por ciento reporta una falla de rotura del condón, relacionada siempre con una colocación inadecuada del mismo. Otro estudio revela que en el caso de deslizamiento accidental, menos del uno por ciento de 237 condones se zafaron durante la penetración o en el momento de retirar el pene. En ninguno de estos casos se cuestiona la calidad del látex y sí las fallas en la información o adiestramiento del usuario respecto al uso del preservativo.